La propiedad esencial del movimiento ondulatorio
es que no implica un transporte de materia de un punto a otro. Así, no hay una
ficha de dominó o un conjunto de ellas que avancen desplazándose desde el punto
inicial al final; por el contrario, su movimiento individual no alcanza más de
un par de centímetros. Lo mismo sucede en la onda que se genera en la
superficie de un lago o en la que se produce en una cuerda al hacer vibrar uno
de sus extremos. En todos los casos las partículas constituyentes del medio se
desplazan relativamente poco respecto de su posición de equilibrio. Lo que
avanza y progresa no son ellas, sino la perturbación que transmiten unas a
otras. El movimiento ondulatorio supone únicamente un transporte de energía y
de cantidad de movimiento
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